
Cumpleaños de William Shakespeare: Por qué sus villanos son más honestos que sus héroes (crédito de la imagen – Poetry Foundation)
Villanos que dicen la verdad, incluso si duele
Los villanos de Shakespeare rara vez se mienten a sí mismos. Pueden mentir a los demás, manipular, esquiar y engañar, pero cuando se trata de sus propios deseos, defectos y ambiciones, son brutalmente conscientes de sí mismas. Tome Iago de ‘Othello’. Es uno de los personajes de literatura más sangre fría, pero no azota en azúcar sus motivos. Él sabe que envidia a Cassio. Se molesta en Othello. Admite, en un monólogo escalofriante y honesto, «no soy lo que soy». No hay pretensiones de nobleza: solo ira y astucia sin filtro.
Compare eso con Othello, el «héroe», que desciende a una espiral de celos, inseguridad y ira sin comprender completamente lo que lo impulsa. Se cree noble, pero comete un acto horrible bajo la ilusión de la justicia. La ironía? Othello cree las mentiras. Iago no. Y ahí radica la honestidad más profunda.
Richard III: villanía a la vista
En ‘Richard III’, el personaje principal prácticamente invita a la audiencia a su maldad. Abre la obra con una sonrisa y una confesión: sabe que no está construido por amor o paz, por lo que hará travesuras. «Estoy decidido a probar un villano», declara, y luego hace exactamente eso. No se esconde detrás de la virtud o la justicia. Abraza su identidad con claridad que muchos de los héroes de Shakespeare nunca alcanzan.
La honestidad de Richard nos obliga a enfrentar verdades incómodas sobre la ambición, el poder y la manipulación. No tiene éxito porque sea amado o admirado, sino porque entiende los sistemas en los que opera, y los juega mejor que nadie.
La hipocresía del heroísmo
Muchos de los protagonistas de Shakespeare se presentan como nobles, guiados por el deber, el amor o la justicia. Pero cava más profundo, y encuentras personas que enmascaran el egoísmo, la inseguridad u obsesión detrás de los grandes ideales. Mientras tanto, sus homólogos villanos son sinceros sobre lo que quieren: poder, venganza, control y lo poseen.
Por qué esta honestidad aún resuena
Los villanos de Shakespeare nos fascinan porque sostienen un espejo a las partes de nosotros mismos, nos dicen que nos escondamos. Son la identificación sin filtro, las partes de la psique humana que no publicamos en las redes sociales ni incluyen en currículums. Desafían el binario del bien versus el mal al mostrar que la autoconciencia, incluso en la oscuridad, puede sentirse más genuino que la postura moral.
El genio de la complejidad moral de Shakespeare
Tal vez ese es el verdadero brillantez de Shakespeare, no que creara héroes y villanos, sino que bordeó las líneas entre ellos. Sus villanos son convincentes no porque sean malvados, sino porque son reales en sus motivos, claros en su identidad y sin disculpas. Y a veces, esa honestidad es más identificable que la confusión y la contradicción que se encuentra en sus llamados héroes.
Entonces, en el cumpleaños de Shakespeare, tal vez es hora de que hagamos un brindis, no solo para Hamlet, Othello o Romeo, sino para los villanos que nunca mintieron sobre quiénes eran.