Conoce al Gold Man of Indore, sirviendo 24 quilates Kulfi y una deslumbrante leyenda de la comida callejera en Sarafa Bazaar


El ‘hombre de oro’ de Indore Sarafa y su famoso kulfi chapado en oro (créditos de imagen: el delantal del chef/youtube)
El Gold Man, que a menudo se ve luciendo pesadas cadenas de oro, anillos y pulseras que captan la luz del bullicioso mercado, ha elevado al humilde kulfi al estatus legendario. Ubicada en Nema Kulfi y Faluda a los 36 años, la vieja Kasera Bakhal, su puesto atrae a multitudes ansiosas por probar su creación exclusiva de helado indio tradicional delicadamente en capas con copos de oro comestibles que brillan contra la cremosa confección.
Con un precio entre ₹ 351-401, este regalo dorado no se trata simplemente de una exhibición ostentosa, es la culminación de las tradiciones culinarias centenarias que se encuentran con un toque contemporáneo. Más allá de su famoso Kulfi Golden, el Gold Man ofrece una variedad de sabores que incluyen a Jamun y Rabdi, junto con su falooda igualmente reconocida, un dulce de bebidas de múltiples textos que se ha convertido en una visita obligada para los visitantes.

Pero a medida que las caídas del anochecer y las persianas bajan en las tiendas de joyas, se produce una notable transformación. Entre las 9 p.m. y las 2 de la mañana, toda la calle se despierta con un propósito diferente, convirtiéndose en uno de los destinos de comida callejera más famosos de la India. Según los informes, esta tradición comenzó como un mercado de alimentos nocturnos de medida de seguridad aseguró que el área permaneciera ocupada y bien iluminada, disuadiendo a los posibles ladrones de joyas.
Hoy, Sarafa ofrece una variedad asombrosa de tesoros culinarios de Indore: desde salados jalébis y dal bafla picante hasta el malpua enfriamiento y los cremosos bhutte kaes. Los aficionados a la comida callejera viajan miles de millas para experimentar esta fiesta nocturna. En medio de este carnaval sensorial, el Gold Man se erige como la atracción más fotografiada de Sarafa y un testimonio de la capacidad de Indore para combinar la tradición con el estilo teatral, creando experiencias alimentarias que tienen tanto que ver con el espectáculo como el sabor en sí.