Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China están en un nivel superior con el presidente Donald Trump aparentemente jugando juegos mentales con Beijing. Un día después de que los aranceles exentos de los Estados Unidos sobre los productos de alta tecnología, el secretario de Comercio de los Estados Unidos, Howard Lutnick, en un movimiento dramático reveló que las exenciones de tarifas actuales en electrónica como teléfonos inteligentes y computadoras portátiles son solo temporales, y el siguiente objetivo son los semiconductores. En una divulgación sincera, Lutnick admitió que Washington ya ha hecho «platos suaves» para Beijing usando intermediarios. Pero Trump no está esperando. Ahora se impone un arancel empinado del 145% a los productos chinos, mientras que se ha otorgado una pausa de 90 días a otros socios comerciales, excluidos de China. China no está sentada en silencio. Está disparando con un 125% de aranceles sobre los productos estadounidenses, instando a Washington a retroceder lo que llama un ataque económico injusto. Todo esto mientras Trump llama públicamente al presidente Xi Jinping «un amigo» y dice que espera un acuerdo. La ironía no podría ser más aguda. Con una tarifa universal del 10% que aún afecta a países como la India, y los movimientos de tit-for-ot que crecen, la gran pregunta es: ¿prevalecerá la diplomacia o nos dirigimos hacia un armedón comercial global?

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